viernes, 30 de marzo de 2012

ARREGLAR EL PRESUPUESTO

Nadie sabe porqué este gobierno, que con tanta rotundidad ha sido elegido, no toma unas cuantas medidas que además de ser justas y sensatas, nos dejarían los Presupuestos Generales del Estado como una patena y generarían esa confianza de los mercados y de nuestros socios europeos que tanto deseamos.

Están en boca de todos, pero vamos a repetir aquí las más urgentes:
  1. Privatizar o cerrar todas la televisiones públicas comenzando por Radio Televisión Española y siguiendo con todas las autonómicas.
  2. Privatizar o cerrar de forma urgente las más de 4.000 empresas públicas que no tienen carácter estratégico.
  3. Eliminar las subvenciones a los Sindicatos y Patronales dejando que se financien de las cuotas de sus afiliados como en Alemania.
  4. Cierre de todas las embajadas y delegaciones autonómicas en el extranjero.
  5. Rebaja de un 30% de los salarios de los políticos y eliminación inmediata del 70% de los coches y los teléfonos oficiales para poner a nuestros representantes a la cabeza del sacrificio que el país necesita, no a la cola.
  6. Reforma de la Ley de Partidos Políticos para garantizar un funcionamiento interno democrático y Reforma de la Ley Electoral para garantizar la elegibilidad clara de nuestros representantes. Doble vuelta como en Francia en los procesos electorales.
Dedicando estos recursos a la generación de riqueza y empresas crecería el empleo y aumentaría la recaudación de impuestos. Al Partido Popular, de todas formas le van a calentar la calle los partidos de izquierda y los sindicatos y eso ya se ha comenzado a ver. Tomar estas medidas tendría un coste marginal bien escaso y hasta es posible que les proporcionara un respaldo moral que de otro modo irán perdiendo por desgaste. No queremos un gobierno de oficinistas cualificados y se demostraremos a Rajoy en las próximas elecciones. El pueblo es sabio.

¿Quién vota a Cándido Méndez?

Aunque nuestra calidad democrática deje mucho que desear, con paciencia de monjes, los españoles somos capaces de cambiar a Aznar por Zapatero y a este por Rajoy. Nadie sabe sin embargo cómo desalojar a Toxo o a Méndez.

Estamos tan acostumbrados a no hacernos planteamientos y a aceptar como inevitables desgracias cósmicas o simplemente metereológicas tantas agresiones a nuestro deseo de ser o de vivir, que no reparamos en las más evidentes y graves. Los líderes sindicales y empresariales, que viven de nuestros impuestos, tienen un blindaje aún mayor que el de los políticos. Usted querido amigo, que reflexiona sesudamente a quién va a votar en las próximas elecciones de su ayuntamiento, de su comunidad o en las generales, no tiene ni idea de cómo cambiar a un líder sindical o patronal.

Estos individuos, llamados eufemísticamente líderes de los agentes sociales son simplemente los jefes de unas mafias que viven de espaldas a la sociedad y atentas a su propio lucro. Ya es hora de que vayamos llamando a las cosas por su nombre. Algún gobierno debiera pensar en sacar a los sindicatos y a la patronal del presupuesto y dejarlos directamente en nuestras manos. Podríamos elegir y seguro que lo haríamos bien.