martes, 15 de diciembre de 2009

LA REFERENCIA SUIZA

La mayor parte de la población española, cuando pensamos en Suiza, únicamente nos viene a la cabeza relojes, vacas, chocolate y banca. Indagando un poco más se llega a averiguar que es uno de los países con los impuestos más bajos, y por tanto, objetivo de todo aquel que quiere huir de una fiscalidad abrumadora o de incómodas oficinas de hacienda que puedan descubrir algo ilícito en sus cuentas, es decir, delincuentes.

Si seguimos investigando descubrimos que no pertenece a la Unión Europea, extraño, ¿verdad?, sobre todo estando en un lugar tan céntrico y rodeada de naciones tan pro-europeístas. Tampoco pertenece a la OTAN. Además, descubrimos que es un estado federal, dividido en cantones y en donde la elección directa y el referéndum son cotidianos. ¿Referéndum?, ¿Cotidiano?, ¿pero qué clase de país es este en donde los sabios y buenos políticos, la nueva aristocracia, no decide en nombre del pueblo?. ¿Qué clase de país es este en donde, por referéndum, se puede rechazar una ley aprobada en el Parlamento?

Suiza es un pequeño país en el corazón de los Alpes, región dura y difícil de vivir en ella, que no llega a los 8 millones de habitantes, de la cual, la mayor parte del mundo debería aprender bastante. Suiza es un conglomerado de pueblos de origen helvético, alemán, francés e italiano que, después de soportar invasiones, tiranías y dictaduras, como la napoleónica, da un salto hacia delante y forma una confederación a finales del siglo XIX. Ésta unión es consecuencia de una obviedad, de que únicamente pueden hacer frente a grandes enemigos, si unen la fuerza de sus pequeñas comunidades, los cantones. Bajo esta premisa, conocedores de las diferencias entre las distintas regiones –unos eran católicos, otros franco parlantes, otros italiano, otros eran protestantes...- crean una estructura basada en una pseudo independencia de cada cantón, en donde el pueblo sirve como eje en un estado de representación directa. Es decir, Suiza se conforma como una región de hombres y mujeres libres en donde el poder del pueblo apenas se ve sometido a un mínimo de burocratización.

Al no existir un macro-estado, como en otros lugares de Europa, los ciudadanos se dan cuenta de que las cosas se las han de ganar por ellos mismos o en comunidad, naciendo organizaciones privadas de toda índole. Hoy en día en Suiza, la sanidad, la educación, las pensiones, la banca, la mayor parte de las obras públicas, la caridad, la atención a los ancianos y a las clases más desfavorecidas, etc. todo, está en manos privadas. Es decir, no las gestiona ningún político con el dinero de los demás. Los suizos se organizan y gestionan ellos mismos sus recursos. La ausencia del estado es casi absoluta, y, sin embargo, ¿existe la pobreza con la que nos amenazan los pequeños tiranos socialdemócratas cuando defienden su función dentro del estado? NO. No existe, de hecho es uno de los países con una renta per-cápita más alta del mundo y una clase media más extendida.

El referéndum reciente más sonoro ha sido sobre la construcción de minaretes. Suiza posee una población musulmana de apenas 200.000 habitantes, es decir, apenas algo más de un 2,5 % de la población. Para convocar un referéndum basta con reunir 50.000 firmas en menos de 100 días. Si a alguien no le gusta que se prohíba construir minaretes siempre puede convocar otro referéndum dentro de un año para derogar la nueva ley. Porque aquello es Suiza, un país libre en donde la decisión del pueblo es respetada. El pueblo puede equivocarse en sus decisiones, pero una democracia libre permite corregir el error, si es que era un error, en poco tiempo.

Sin entrar a debatir sobre la nueva ley, es necesario defender radicalmente el sistema constitucional suizo de aquellos que, con la excusa del racismo y la defensa del multiculturalismo, lo que pretenden es acabar con la voz del pueblo. Por todos lados se ha oído que la decisión de Suiza es racista y anti-musulmana. Será lo que sea, pero desde luego es lícita, democrática, pero sobre todo es libre.

AQUELLOS QUE CRITICAN A SUIZA, LO HACEN PREPARANDO LA BOTA CON LA QUE PRETENDEN APLASTAR LA LIBERTAD

1 comentario:

  1. Es un paraíso fiscal que se nutre de dinero de sucia procedencia. Si todo el dinero de españoles evadido allí, retornara a las arcas del Estado...muy probablemente aquí también bajarían los impuestos. Y aunque critico a Suiza, no pretendo aplastar libertad ninguna. El resto me parece muy bien.

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