martes, 15 de diciembre de 2009

LA REFERENCIA SUIZA

La mayor parte de la población española, cuando pensamos en Suiza, únicamente nos viene a la cabeza relojes, vacas, chocolate y banca. Indagando un poco más se llega a averiguar que es uno de los países con los impuestos más bajos, y por tanto, objetivo de todo aquel que quiere huir de una fiscalidad abrumadora o de incómodas oficinas de hacienda que puedan descubrir algo ilícito en sus cuentas, es decir, delincuentes.

Si seguimos investigando descubrimos que no pertenece a la Unión Europea, extraño, ¿verdad?, sobre todo estando en un lugar tan céntrico y rodeada de naciones tan pro-europeístas. Tampoco pertenece a la OTAN. Además, descubrimos que es un estado federal, dividido en cantones y en donde la elección directa y el referéndum son cotidianos. ¿Referéndum?, ¿Cotidiano?, ¿pero qué clase de país es este en donde los sabios y buenos políticos, la nueva aristocracia, no decide en nombre del pueblo?. ¿Qué clase de país es este en donde, por referéndum, se puede rechazar una ley aprobada en el Parlamento?

Suiza es un pequeño país en el corazón de los Alpes, región dura y difícil de vivir en ella, que no llega a los 8 millones de habitantes, de la cual, la mayor parte del mundo debería aprender bastante. Suiza es un conglomerado de pueblos de origen helvético, alemán, francés e italiano que, después de soportar invasiones, tiranías y dictaduras, como la napoleónica, da un salto hacia delante y forma una confederación a finales del siglo XIX. Ésta unión es consecuencia de una obviedad, de que únicamente pueden hacer frente a grandes enemigos, si unen la fuerza de sus pequeñas comunidades, los cantones. Bajo esta premisa, conocedores de las diferencias entre las distintas regiones –unos eran católicos, otros franco parlantes, otros italiano, otros eran protestantes...- crean una estructura basada en una pseudo independencia de cada cantón, en donde el pueblo sirve como eje en un estado de representación directa. Es decir, Suiza se conforma como una región de hombres y mujeres libres en donde el poder del pueblo apenas se ve sometido a un mínimo de burocratización.

Al no existir un macro-estado, como en otros lugares de Europa, los ciudadanos se dan cuenta de que las cosas se las han de ganar por ellos mismos o en comunidad, naciendo organizaciones privadas de toda índole. Hoy en día en Suiza, la sanidad, la educación, las pensiones, la banca, la mayor parte de las obras públicas, la caridad, la atención a los ancianos y a las clases más desfavorecidas, etc. todo, está en manos privadas. Es decir, no las gestiona ningún político con el dinero de los demás. Los suizos se organizan y gestionan ellos mismos sus recursos. La ausencia del estado es casi absoluta, y, sin embargo, ¿existe la pobreza con la que nos amenazan los pequeños tiranos socialdemócratas cuando defienden su función dentro del estado? NO. No existe, de hecho es uno de los países con una renta per-cápita más alta del mundo y una clase media más extendida.

El referéndum reciente más sonoro ha sido sobre la construcción de minaretes. Suiza posee una población musulmana de apenas 200.000 habitantes, es decir, apenas algo más de un 2,5 % de la población. Para convocar un referéndum basta con reunir 50.000 firmas en menos de 100 días. Si a alguien no le gusta que se prohíba construir minaretes siempre puede convocar otro referéndum dentro de un año para derogar la nueva ley. Porque aquello es Suiza, un país libre en donde la decisión del pueblo es respetada. El pueblo puede equivocarse en sus decisiones, pero una democracia libre permite corregir el error, si es que era un error, en poco tiempo.

Sin entrar a debatir sobre la nueva ley, es necesario defender radicalmente el sistema constitucional suizo de aquellos que, con la excusa del racismo y la defensa del multiculturalismo, lo que pretenden es acabar con la voz del pueblo. Por todos lados se ha oído que la decisión de Suiza es racista y anti-musulmana. Será lo que sea, pero desde luego es lícita, democrática, pero sobre todo es libre.

AQUELLOS QUE CRITICAN A SUIZA, LO HACEN PREPARANDO LA BOTA CON LA QUE PRETENDEN APLASTAR LA LIBERTAD

martes, 29 de septiembre de 2009

INOCENTE HERODES

Herodes mandó asesinar a algunas decenas de recién nacidos porque entre ellos podía haber una seria amenaza para Judea. Si la sociedad española elimina cada año a más de 100.000 embriones en desarrollo, ha de ser porque los considera también una amenaza para su seguridad. Es difícil entender que este genocidio, esta matanza de seres de nuestra misma especie sea solo producto de la comodidad. Es más difícil de comprender cuando estos seres son absolutamente inocentes e indefensos.


Este no es un dilema entre la mujer y el niño que no ha nacido, aunque si hubiera que ponerse de parte de alguien, es indudable que habría que estar a favor del más indefenso de los dos, puesto que son vidas independientes.

Este es un asunto entre una sociedad que no es capaz de defender a sus seres más indefensos, la embarazada y su hijo, y sus políticos, que ante la dificultad del problema optan por eliminarlos, bien de forma física o condenándolos al silencio. Nos quitan la libertad económica y política y a cambio nos regalan la sexual, como si eso fuera cosa de ellos.

No hay otra forma de abordar el comienzo de este espinoso tema que desde la perspectiva del niño, dejando a una segunda consideración, cualquier derecho de la madre.

Vidas Independientes: Así como un hígado o un riñón no son más que órganos de un sistema que no tienen sentido ni desarrollo fuera del ser que los contiene, un huevo fecundado es un elemento independiente de la madre y tiene todo su sentido y la mayor parte de su desarrollo fuera de esta. No es por tanto parte del cuerpo de la madre y por tanto esta no tiene derecho a decidir sobre su vida y su muerte.

Mutilación: Sea vida dependiente o independiente, es difícil concebir que pudiéramos ir al médico a pedirle que nos extirpara un brazo, un riñón, un ojo o dos dedos del pié izquierdo. Aborrecer cualquiera de las partes vivas y fundamentales de nuestro cuerpo sería considerado una mutilación incomprensible. Al feto que vive dentro de la madre se le equipara sin embargo con un juanete o un quiste de grasa y al aborto con una liposucción.

Ser Vivo y ser Humano: Tratar de establecer una frontera entre ser vivo y ser humano es una tarea absolutamente banal e inútil. Desde el momento de la concepción, la nueva vida comienza una evolución que no terminará hasta muchos años más tarde con la muerte, sin que en momento alguno exista una clara barrera que diferencie un estado de otro. No somos más humanos por tener más células, ni por respirar o comer o movernos de forma autónoma, ni por tener un órgano más o menos desarrollado, ni por tener más o menos grado de conciencia de nosotros mismos. Cualquier frontera que se quiera poner a un desarrollo que es continuo por su propia naturaleza, es del todo absurda y solo puede obedecer al interés o la conveniencia o puede ser una convención de la sociedad. Las barreras reales en estos procesos no existen sino que las creamos las personas. Llamar huevo al óvulo fecundado, denominarlo feto o llamarlo ya desde ese momento niño, o llamarlo hombre o persona no es más que una convención. Es, desde el segundo cero, un ser humano.

Homicidio: Y eliminar a un ser humano es simplemente un homicidio. Salvo para el caso del aborto, no conozco ningún homicidio que no esté considerado juzgable por lo penal, por mucho que concurran muchas conductas atenuantes, como en el caso de homicidios involuntarios absolutamente accidentales. Hemos de preguntarnos como nos verán desde el futuro y si serán capaces de entender esta lógica que dice, que se puede eliminar a los que viven por debajo del tercer piso, o a los que miden más de 1,75 metros, o a lo que tienen los ojos azules,… sin que intervenga el juez. Esta lógica es tan humana como lo ha sido la esclavitud de los negros o la carencia de derechos de la mujer. Pero que sea una lógica humana no quita para que sea una lógica aberrante. El aborto es un homicidio y cuando concurren en él agravantes como la voluntad de eliminación de un ser humano, y cuando no concurren especiales hechos atenuantes, se le llama asesinato, por muy dura que nos suene esta palabra. A veces es duro aceptar la realidad.

Profesores de Derecho: Y no es necesario ser profesor de derecho, ni de ética, ni filósofos para comprender todo lo anterior. Son razonamientos muy simples que sabe hacer cualquier vecino sin una especial preparación. Una cosa es que estemos o no a favor de la pena de muerte y otra muy diferente, que comprendamos que el hecho es un homicidio. En las guerras, enviamos a nuestros soldados a matar seres humanos, por mucho que sea bajo la etiqueta atenuante de la defensa propia. No van a cazar conejos. El hecho de que los políticos se escuden detrás de comités e informes que secundan esas distinciones entre ser vivo y ser humano, entre las 14 semanas y los nueve meses o los catorce segundos, no nos incapacita para pensar por nosotros mismos. Puede que necesitemos excusas o ayuda para soportar las llamadas de nuestra conciencia o simplemente mecanismos para olvidar hechos terribles. Todos los días hacemos esos ejercicios de olvido que son inherentes a nuestra condición porque de otra manera no podríamos vivir. Olvidamos que cada segundo muere un niño de hambre en el mundo, que cada, que cada día mueren en España cuatro personas de muerte violenta, que cada media hora aborta una adolescente también en España, olvidamos que nosotros también vamos a morir, porque necesitamos seguir adelante.

Atención a la Mujer: Y después de decir todo lo anterior, es cuando hay que atender a la suerte de la madre. En principio, ni siquiera por derecho, sino por humanidad. En primer lugar, un embarazo no deseado, hay que reconocer que es un hecho muy duro para una mujer, como lo puede ser perder a un ser querido o afrontar una grave enfermedad. Lo primero que debiera hacer la sociedad es tratar de ayudar por todos los medios a estas personas para que superen este trance y sin embargo es lo que menos parece que importa. Nos las quitamos de en medio enviándolas a una clínica y haciéndoles el favor de no enviarlas a la cárcel. Que un porcentaje anormalmente elevado de las mujeres que se suicidan en España y en el mundo hayan previamente abortado, no parece haber llamado todavía la atención de ningún político ni sociólogo.

Despenalización y Negocio: Hasta hoy, la solución dada en España al problema político consistía en establecer una serie de plazos y condiciones durante los cuales, el homicidio del niño no sería considerado causa judicial. Es un crimen sin castigo, aunque al menos se reconocía como crimen. El argumento de base puede parecer justificado en la aceptación social de que una persona con un problema como un embarazo indeseado, bastante tiene en la complicación de su existencia y en su conciencia como para que encima le hagamos pasar por un juicio y la posibilidad de encarcelamiento. Le dejamos unas semanas para que resuelva el asunto y que se aclare con sus remordimientos si los tiene. Pero este planteamiento no es gratuito y alrededor del aborto ha surgido un negocio floreciente de aquellos que ganan dinero con cada aborto. Las clínicas abortistas son centros de alto rendimiento que esquivan la ley o la bordean todo lo necesario con tal de aumentar el margen de beneficios. Cada embarazada es un posible cliente y convencerlas de que el aborto es la solución, su objetivo de marketing estratégico. Médicos sin escrúpulos pueden convencer y engañar a madres adolescentes para conseguir las ventas previstas del año. La difícil vigilancia de las condiciones y los plazos que impone la ley ha llevado además a que se eliminen criaturas con varios meses de existencia, con total impunidad.

Derecho al Aborto: Lo que viene después, no es conceptualmente más grave que la despenalización. Dar a la madre el derecho a eliminar a su hijo dentro de las primeras catorce semanas es solo más de lo mismo, solo que ahora el hecho ya no será un crimen. De forma eufemística se lo denomina interrupción. Como apagar la lavadora o desconectar el horno cuando el cordero está a medio hacer. Asignar a las mujeres el derecho al aborto es tan poético como decirnos que tenemos derecho a un empleo digno. No he visto todavía a ningún político encarcelado por violar este derecho cuando toma decisiones que envían a miles de personas al paro. El derecho al aborto, no es más que una concesión al feminismo radical y un engaño de tamaño descomunal a la población. Sobre todo, a las supuestas beneficiarias de esta ley. Puede que las personas que tienen que adoptar tan dramática decisión y sus familias, se sientan temporalmente mejor si piensan que abortar es un derecho, aunque es dudoso que a largo plazo, esto sea un consuelo para muchas de ellas.

Mujeres Extraterrestres: Tanto hablar de la igualdad y terminamos haciendo leyes para hombres y leyes para mujeres. La mujer no es un ser extraterrestre para el que haya que legislar de forma distinta al hombre. Aunque con características físicas y psíquicas distintas al hombre, del mismo modo que las hay entre los mismos hombres y las mismas mujeres, estas deben ser consideradas desde el ojo de la ley como seres humanos. Y lo que hemos de procurar es que todos los seres humanos tengan los mismos derechos. La capacidad de embarazo de la mujer no ha de darle derechos especiales más allá de la igualdad de oportunidades o estaremos dividiendo a la sociedad y poniendo barreras nuevas en lugar de las antiguas.

La Solución: Lamentablemente, este es un problema sin solución, como tantos otros. Nada podemos hacer para eliminar los accidentes laborales, o los accidentes de tráfico o tantas y tantas cosas. Solamente ponernos como objetivo común el reducir su incidencia. Es posible que sociablemente fuéramos más felices si en lugar de subvencionar el cine o las corridas de toros o las fiestas populares, dedicáramos medios abundantes para ayudar a nuestras hijas, parejas o esposas que están en una situación de embarazo indeseado. Sociablemente, el aborto es un suicidio de la especie. De nada valdrán las medidas para alterar el cambio climático, ni para reducir el consumo de combustibles fósiles, si al final no va a haber quién ponga la calefacción, ni quién se suba a la moto.

Las Medidas: Además de una compresión infinita a todas aquellas mujeres que han abortado hasta el día de hoy llevadas por la presión social, el agobio de las circunstancias o medias mentiras y otras promesas, una total incomprensión y rechazo a cualquier persona sin escrúpulos, que haya inducido, facilitado o realizado un aborto como producto de interés comercial, interés personal e incluso la simple comodidad. Y además:

- Reconocer socialmente, que el aborto es un homicidio desde el momento de la fecundación.
- Reconocer socialmente que han de ser consideradas atenuantes las condiciones de la madre, incluido el simple deseo de no llevar el embarazo a término.
- Propugnar una nueva ley del aborto que no despenalice el homicidio y que lo someta por tanto a revisión judicial.
- Eliminar los plazos de la ley y atender únicamente a condiciones médicas o psicológicas.
- Facilitar ayudas a las madres que sin desearlo, han de llevar a cabo el embarazo completo, para que puedan hacerlo dignamente y ceder a su hijo en adopción si lo desean al final del mismo.
- Establecer cualquier medida que impida que la muerte de inocentes de convierta en un negocio comercial y perseguir policialmente de forma activa este tipo de conductas.

Debemos ser tolerantes con las personas en circunstancias difíciles. Debemos ser implacables con los que violen la ley. Debemos cuidar de los inocentes, madres e hijos. Esto no se puede trivializar, es un problema muy serio que afecta a miles de personas cada año en España. No podemos caer en la intransigencia de demonizar y encarcelar a cada mujer que no quiera a su hijo, pero tampoco podemos asesinar a cada hijo que haya tenido la mala suerte de anidar en tal madre. Ni Herodes ni nosotros somos inocentes. El aborto no es un derecho.



viernes, 25 de septiembre de 2009

PRIVATIZACIÓN DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS

Cuando se oye hablar de este asunto, se confunde a veces deliberadamente la eliminación de un servicio público, con el debate sobre si el suministro de ese mismo servicio ha de ser desde un organismo privado o un organismo estatal. En general, todos los políticos prefieren crear empresas estatales para suministrar servicios, ya que eso aumenta su influencia.


Nuestros impuestos, que pagamos con amplitud y generosidad al estado, nos dan derecho a una compensación en algunos aspectos muy importantes de nuestra vida, a la que no estamos dispuestos a renunciar. Pero una cosa es que el estado nos preste esos servicios y otra muy distinta es, como lo haga.

En primer lugar hemos de aclarar que el estado central, el autonómico o el local, deciden cada año la parte que se nos devolverá en forma de Servicios Públicos y cuanto se dedicará a cada apartado. Hemos de tener en cuenta que una parte del gasto del estado se dedica a devolución o amortización de deudas internas y externas, ayudas a terceros, etc. Pero el resto nos revierte en forma de servicio público. Podemos entender que el propio gobierno, la justicia o el ejército son servicios públicos que recibimos los ciudadanos.

Para dar estos servicios al ciudadano, los estados en general hacen distinción en cinco categorías:

- Servicios Dinerarios: Pensiones, Ayudas, Subvenciones, que recibimos en forma de cheque.
- Entidades Públicas: Cuya actividad básica es realizada por funcionarios.
- Personal Contratado: Por Entidades Públicas. No son Funcionarios.
- Empresas Públicas: Dirigidas por funcionarios, pero cuya actividad es realizada por personal contratado.
- Empresas Privadas: Donde toda su actividad es privada.

Empresas Privadas: Hoy día parece que admitimos que gran parte del gasto de los estados nos sea suministrado por empresas privadas aunque se elude su mención desde nuestra querida clase política. El mayor elemento del gasto público y por tanto de los servicios públicos en general es de infraestructuras públicas. La construcción de carreteras, puertos, aeropuertos, edificios públicos, universidades, parques, vías férreas, red eléctrica etc y todo su mantenimiento, construcción y manutención de material militar, policía, etc. sus actividades complementarias como la limpieza, seguridad, suministro de material auxiliar, alimentación etc. constituyen una gran parte del presupuesto del estado de cada año que es proporcionado por empresas privadas. Se contrata desde ayuntamientos, comunidades o gobierno central, pero se suministra desde empresas privadas.

Empresas Públicas: Otra cosa muy distinta es que es cierto, que toda esta actividad podría ser proporcionada por empresas públicas y hay quién defiende esta posición. El argumento de base es que las empresas públicas no tienen beneficio comercial y por tanto debieran ser menos costosas para el ciudadano. Por el contrario al actuar prácticamente en régimen de monopolio y no tener competencia su ineficiencia hace que sea irrelevante la consideración de los beneficios comerciales. Desde los primeros gobiernos de Felipe González, se comenzó el desmantelamiento de empresas públicas, lo que era entonces el Instituto Nacional de Industria, con muy buenos resultados. El gobierno central vendió a veces a buenos precios empresas navales, aeronáuticas, mineras, constructoras, eléctricas, de transporte etc… y a día de hoy solo quedan algunos restos que van a ser difícilmente privatizables, como la gestión de aeropuertos secundarios y algunas otras actividades.

La cruz de este proceso de privatización del sector público dependiente del estado central la tienen hoy en día las comunidades autónomas y los ayuntamientos, que han venido generando empresas públicas locales a un ritmo tres veces superior al de desmantelamiento central alcanzando en número más de 1800 empresas. Así a día de hoy las empresas públicas en España representan el triple en volumen económico de lo que había en 1982.

Personal Contratado: Existe gran cantidad de personal contratado por las entidades públicas que no son funcionarios. En la mente colectiva los asimilamos a una categoría menor de funcionarios porque al fin y al cabo trabajan directamente a las órdenes de entidades públicas y a cargo directo de funcionarios. En realidad tienen un estatus social muy particular porque están muy sindicalizados, cobran salarios muy bajos pero tienen convenios prácticamente blindados.

Entidades Públicas
: Son realmente empresas donde el carácter económico tiene un papel secundario porque sus objetivos más relevantes no están relacionados con esto. Pueden optar por realizar la totalidad de su actividad con Funcionarios, también llamados en el mundo anglosajón Servidores Públicos, o contratar una parte de ellas a personal contratado, a empresas públicas o a empresas privadas. La propia Presidencia del Ejecutivo es una Entidad Pública con sus funcionarios y su personal contratado, que además tiene contratadas a otras empresas privadas para cubrir aspectos como jardinería, limpieza y otros. Hasta donde alcancen las tareas que se encomiendan a funcionarios y las que se derivan a personal contratado, empresas públicas o a empresas privadas es algo que depende de las políticas de cada gobierno. Podrían y deberían ser una minoría de personas que contratan la mayoría de los servicios públicos que tienen bajo su área, sin embargo la realidad nos dice que tienden a crecer sin control por unas razones o por otras. En España, desde que comenzó el proceso de transferencia de competencias del estado central a las autonomías, el número de funcionarios se ha multiplicado prácticamente por cinco.

Servicios Dinerarios: Parte de los servicios públicos los recibimos directamente en dinero. Las pensiones de jubilación, la prestación por desempleo, por enfermedad, las ayudas a la invalidez total o parcial y una no demasiado extensa lista de prestaciones las recibimos en forma de cheque. Esta práctica debiera estar mucho más extendida.


Una vez revisada esta lista anterior, en lo que debemos pensar es en lo que es estrictamente necesario que esté gestionado por funcionarios. Parece evidente que las tareas más directamente relacionadas con el poder Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial y sus derivadas más inmediatas como la Asuntos Exteriores, Hacienda Pública, la Policía y el Ejército pueden tener un grado relativamente alto de funcionarios en su nómina.

La razón para que una tarea sea realizada por un servidor público estaría relacionada únicamente a condiciones especiales de Especialización, Confidencialidad o Dedicación. A partir de estos, cada vez es menos evidente que existan muchas tareas que requieran el servicio de un funcionario.

Todos los servicios relacionados con la Industria, la Agricultura, la Pesca, la Alimentación, el Turismo, los Servicios Sociales, la Educación, la Sanidad, las Infraestructuras, la Economía, las Administraciones Públicas, la Ciencia y Tecnología, el Medio Ambiente y tantas otras actividades, podrían no estar ni siquiera encuadradas como servicios públicos, pero aunque lo estuvieran no debieran precisar para su correcta ejecución más que un porcentaje minúsculo de funcionarios para su gestión.

La fórmula por la que debiéramos decantarnos los ciudadanos como aquella más directamente controlable por nosotros es la de la recepción de los servicios públicos en forma de Servicios Dinerarios.
En algunas comunidades autónomas, han decidido prestar de este modo la mayoría de los servicios a que da derecho la Ley de Dependencia, dejando a los ciudadanos la elección del modo y tiempo en que aplican esa ayuda el gobierno local te asigna una cantidad económica y cada cual se busca la Residencia, el Centro de Día o el Asistente que necesita. En otros, como en la Comunidad de Madrid, cuando se solicita dicha ayuda, te responden con un Centro de Día, una Residencia y un Asistente Social además de una interminable lista de condiciones y limitaciones horarias. Del mismo modo podríamos recibir el Cheque Escolar, el Cheque Sanitario el Cheque Universitario.

Ese temor reverencial al que nos abocan nuestros políticos sobre la necesidad de recibir los servicios esenciales de un funcionario está totalmente injustificado, de lo contrario los aviones y los pilotos en los que depositamos nuestra vida muy a menudo serían fabricados, dirigidos y gestionados por funcionarios. Los coches se fabricarían en empresas exclusivamente estatales, no digamos de los fármacos, y un largo etc. Sin embargo no es así y han llegado hasta ahí solo por razones históricas o de conveniencia, nunca de lógica.

La privatización de los servicios públicos no es quitárselos a los funcionarios para dárselo a empresas privadas, sino que consiste en ponerlos en nuestras propias manos. No necesitamos políticos intermediarios que en el mejor de los casos nunca gestionarán nuestro interés tan bien como nosotros mismos y en el peor, se subirán los salarios a nuestra cuenta, o presos de algún tipo de corrupción, se abrirán suculentas cuentas corrientes también a nuestra cuenta.


SOCIALDEMOCRACIA TIRÁNICA

“Todos los poderes del gobierno, el legislativo, el ejecutivo y el judicial convergen en el cuerpo legislativo. La concentración de ellos en las mismas manos constituye precisamente la definición de gobierno despótico” James Madison “El Federalista”

Originada dentro del movimiento socialista como alternativa reformista a la revolucionaria toma del poder que propugna Lenin, para imponer la dictadura del proletariado, la Socialdemocracia llama al Estado o a organizaciones patrocinadas por el Estado, a impulsar políticas que hagan desaparecer las desigualdades causadas por el capitalismo y el mercado en general. Introduce como valor prioritario la Justicia Social, a la cual se subordinan pues, el resto de elementos.

Estas dos claves, Justicia Social y Estado Planificador se presentan junto a otros elementos que actúan como legitimadores de su existencia basados de nuevo en asignar el origen del poder al pueblo. Estos son el sufragio universal, y otras elegantes fórmulas de impulso de la democracia directa y participativa para compensar los defectos de la democracia representativa.

El relativo éxito obtenido por la socialdemocracia durante unos años en países del norte de Europa no justifica desde luego, la deriva tomada por sus vecinos y es más realista pensar que anteponer un fin difuso como la Justicia Social a cualquier otro argumento y elevar el Estado a la categoría de Todopoderoso, es todo lo que un político profesional pudiera desear.

La lógica de este entramado es diabólicamente magistral. La definición de la Justicia Social, de la lucha contra la pobreza y las desigualdades como fin último es tan indeterminada, que se requiere de un estado administrador de políticas que conduzcan a este fin. El individuo por si mismo es incapaz de desarrollar estas conductas pero aunque lo fuera, dado que el fin es tan lejano y utópico, nunca podríamos asegurar que se está haciendo todo lo posible, sin no le asignamos tan titánica tarea a un superorganismo como es el moderno concepto de Estado.

Así, a través del noble fin, llegamos a la necesidad imperiosa del Estado Administrador, al tiempo que hemos sustituido el Estado de Derecho, por el Estado de la Justicia Social, donde la observancia de la ley es solo un parámetro a tener en cuenta, siendo sin embargo imperativa la protección de los intereses de la comunidad que será en cada caso determinada por las autoridades. Hemos sustituido el clásico latino “nulla poena sine lege (no hay castigo sin ley)” por el principio estatista de “nullum crimen sine poena (ningún crimen sin castigo)”.

Si observamos atentamente, nada nos indica ni nos garantiza que el Estado sea eficiente en la lucha contra la pobreza, pero sin embargo sí que le hemos otorgado en este paso, la facultad de limitar nuestras libertades económicas o políticas con tal de que haga justicia. El Estado así nacido tendrá la facultad de intervenir en la propiedad de los ciudadanos todo lo que sea necesario al tiempo que podrá deprimir y reprimir cualquiera del resto de nuestros derechos.

Si alguien piensa que el estado no interviene en su propiedad, que mire con qué facilidad nos extraen el IRPF, el IVA o el Impuesto especial sobre Carburantes.

Libre para controlar e influir en los medios de comunicación, el estado social convierte al ciudadano en un ser despolitizado y no crítico, cuya única meta vital es recibir más y más de ese estado del que depende y sin el cual siente un vértigo aterrador. El Estado del Bienestar, estado paternalista y que tutela a sus miembros, aborrece al individuo libre e independiente y necesita urgentemente desplazar a la religión, porque él mismo se ha convertido en una creencia que es capaz de impartir la “Seguridad Total” a cambio de la devoción absoluta de sus devotos.

"Aquellos que pueden dejar la libertad esencial por obtener un poco de seguridad temporal, no merecen, ni libertad, ni seguridad". Eso decía al menos Benjamin Franklin.

La sociedad pierde vitalidad, pero a cambio se reducen los conflictos. El precio a pagar son enormes aparatos burocráticos y una ideología uniforme bajo el mando en régimen de monopolio de un poder centralizado.

Para mantener la idea de influencia de sus acólitos, la democracia social impulsa los procesos participativos. Nos suenan los Defensores del Pueblo, El Consejo Económico y Social, El Consejo de Estado, los procesos de consenso de Patronales y Sindicatos, los llamados Agentes Sociales y otras tantas instituciones o semi-instituciones que no son más que cortinas de humo, donde las personas simples no participan en absoluto, pero dan apariencia de procesos democráticos. De ahí que la Partitocracia, que es la fórmula en la que vivimos, a pesar de ser una forma aristocrática y oligárquica de gobierno conserva su buen nombre.

Europa entera ha sido ganada por la socialdemocracia y plagada de carísimas e inútiles instituciones como el Parlamento Europeo, sin competencia alguna de hecho, donde el nombre de la democracia solo sirve para alejar cada día más al simple ciudadano, de la facultad de desalojar a un solo político de su poltrona. Eso es, queramos o no vivir en una tiranía. Esto es más evidente en países como España, donde la separación de poderes es absolutamente inexistente, las listas cerradas un aliciente a la dictadura del líder del partido y al olvido de los votantes, donde desde Fernando VII a Primo de Rivera, pasando por Franco, los españoles hemos sido educados en la servidumbre y la genuflexión al estado. El trabajo ya estaba hecho.

Si no somos capaces de ver ese gobierno despótico bajo el manto consolador de la palabra “democracia” o nos consuela el hecho de no ser dirigidos por uno, sino por cientos de tiranos, la enfermedad puede ser grave.

Sin embargo la medicina es barata y simple. Basta con que miremos cada día con recelo a aquellos que nos administran y aprendamos a descubrir sus propios intereses bajo su bonito discurso sobre nuestro bien común.

DEMOCRACIA TIRÁNICA

“Así, cuando veo conceder el derecho y la facultad de hacerlo todo a un poder cualquiera, llámese pueblo o rey, democracia o aristocracia, ya se ejerza en una monarquía o en una república, digo: he aquí el germen de la tiranía; y procuro irme a vivir bajo otras leyes”. Alexis de Tocqueville

La democracia no es el “ungüento amarillo, que todo lo cura”, y ni siquiera puede utilizarse como argumento de legitimidad. Hay democracia para todo y para todos y a veces los políticos esconden bajo el manto de la democracia, las formas más sutiles de tiranía. Aquellos que nos quieren hacer creer que esto de la democracia va del poder del pueblo y de votos y de mayorías, son los que han encontrado la nueva profecía, que les permite llevárselo todo mientras que les miramos con simpatía.

La democracia en sentido clásico es una de las tres formas gobierno de una sociedad política, la Monarquía o el gobierno de uno, la Aristocracia o el gobierno de unos pocos y la Democracia o el gobierno de todos.
La Monarquía en el sentido de Autocracia es un sistema de gobierno absoluto, en el cual el origen del poder y por tanto de la ley es la voluntad de una sola persona. Cuando esta voluntad es divina, estaríamos en el caso de una Teocracia. No hablamos aquí de las modernas monarquías constitucionales del estilo europeo donde al rey no se le deja ningún poder de hecho.

Las Aristocracias son tan variadas como la inventiva humana para dominar al vecino. Son formas oligárquicas de gobierno donde el poder está en manos de unos pocos. Desde la Plutocracia, forma de gobierno en la que el poder está en manos de quienes poseen la riqueza, la Gerontocracia, de los más ancianos, la Meritocracia, de los más capaces, los Militarismos, de los militares y un largo etcétera, hasta algo que nos suena más cercano como la Partitocracia, donde el poder del estado reside en los partidos políticos.

Hoy en día tanto las monarquías absolutas, como las aristocracias son consideradas formas dictatoriales de gobierno y han caído en el descrédito, salvo la partitocracia que goza de buena salud gracias precisamente su fuente de poder. Basta que se asigne al pueblo el origen del poder, como para que todos los males queden redimidos.

Pero esta organización del estado llamada democracia tiene muchos componentes y cada uno de ellos se puede ver con diferentes matices. Hay Democracia Directa, donde los miembros de la comunidad deciden sobre temas particulares, Democracia Representativa, donde unos cuantos elegidos por la comunidad, adoptan las decisiones en nombre de los demás, Democracia Participativa, donde las organizaciones sociales tienen establecidos mecanismos para tener influencia en las decisiones políticas. En general esto hace que las democracias sean un complejo entramado de fórmulas que en apariencia van dirigidas al control del poder político por parte de la ciudadanía y de ahí su reputación.

Pero podemos comenzar a sospechar que algo no anda bien cuando analizamos las Democracias Populares como la de Cuba o de China, donde la teoría dice que al garantizar el estado la igualdad económica y social de sus miembros, los poderes económicos privados no pueden influir en las decisiones de sus ciudadanos, pasando por alto algunos detalles como la libertad de movimiento, de asentamiento, de asociación, de reunión, de prensa, los derechos humanos, las garantías procesales y algunos otros detalles más, que sus defensores deben considerar poco fundamentales frente a la gran fórmula del sufragio universal.

Nuestra inquietud aumenta al observar como desde regímenes democráticos regulares, pueden establecerse mecanismos de blindaje paulatinos que las hagan derivar hacia modelos absolutamente dictatoriales. Todo el mundo reconoce el caso de Adolf Hitler en la Alemania de 1934, y asistimos sin pestañear al mismo espectáculo repetido hoy en día en Venezuela, Nicaragua, Ecuador, y Bolivia.

Seguimos sospechando del término, cuando en Europa cada día nos alejamos más de lo que conocemos como Democracia Liberal o Constitucional, que es la surgida en 1776 en los EEUU de América y se extendió luego con sus variaciones a la mayor parte de monarquías y repúblicas europeas y americanas.

Esta forma más bien rudimentaria de democracia, inventada por unos campesinos que no querían (1) “cambiar un tirano a tres mil millas, por tres mil tiranos a una milla”, basaba en la simpleza de sus mecanismos, el hecho de que un vulgar ciudadano pudiera controlar a sus representantes políticos.

En efecto, los componentes fundamentales de este tipo de organización que son: El Derecho de Propiedad, La División de Poderes, La Constitución y La Libertad Individual Previa al Estado, esta última que configura los derechos de expresión, asociación, prensa, la pluralidad de partidos y el derecho de voto. Todos estos elementos están siendo diluidos o sustituidos en nombre de los más altos ideales, por otros que suenan igual, saben igual, huelen igual, pero son en los más de los casos, exactamente conceptos opuestos.

Esta ecuación tan simple, que por su naturaleza tiende al Estado Mínimo, surgida para luchar contra el absolutismo y trabada en las raíces del hombre occidental, está perdiendo fuerza de forma inexplicable en su área natural de influencia gracias a la devaluación progresiva del significado de sus conceptos clave y la sustitución por sinónimos extraídos del ideario revolucionario francés y más tarde hegeliano y marxista o comunista.

Lo que hoy día gana fuerza de forma constante en Europa mientras que esta se hunde cada día más como conjunto, en su realidad de potencia de tercer orden, frente al continente americano y la emergente zona asiática, es sin duda la Social Democracia.

La socialdemocracia ha logrado la aceptación general de esas fórmulas citadas antes que aparentan conceder el control del poder político a la ciudadanía. Cuando se miran no obstante, con algo de distancia la cuestión parecer ser absolutamente la opuesta, es decir, que se han convertido en un complejo entramado de fórmulas dirigidas a que la ciudadanía no tenga ninguna posibilidad de controlar el poder político y sin embargo los políticos puedan ejercer un control inmediato y totalitario sobre los individuos.

Bajo el manto tutelar y complaciente del vocablo democracia, no sabremos como llamar a esto, si democracia tiránica o tiranía democrática.

(1) De la película “El Patriota” dirigida por Roland Emmerich

domingo, 30 de agosto de 2009

ENEMIGOS PÚBLICOS

Quienes nos gobiernan y quienes aspiran a gobernarnos han conseguido que les identifiquemos a ellos como protectores y amigos y que nuestras defensas disparen las alarmas cuando hablamos de nosotros mismos. Los ciudadanos, los contribuyentes, los votantes, los teóricos propietarios del poder en democracia somos los enemigos públicos.

Lo oímos cada día en el trabajo, en las comidas, en un bar, en cualquier charla con amigos o compañeros y por supuesto en las tertulias de radio y televisión que nos adoctrinan de forma inexorable a todas horas, serviles a quien les proporcionan los ingresos publicitarios, a quién les concede nuevas licencias para emitir y en definitiva leales a la mano que les da de comer.

Todos reclaman más normas, más medidas, más leyes que impidan esta anarquía que nos envuelve y que nos llevará al desastre, para protegernos….¿de quién?.

Si agudizamos el oído nos daremos cuenta de que existe una lista muy bien construida de ENEMIGOS PÚBLICOS, de los que vamos a mencionar alguno que se reconoce fácilmente.

Los ciudadanos. Es decir, nosotros mismos somos el mayor de los desastres que pueblan nuestra tierra. Nos saltamos los límites de velocidad, tiramos la basura a contenedores no ecológicos, hablamos alto, pagamos en negro en cuanto podemos, fumamos en espacios públicos y en los privados, nos quitamos la parte de arriba del bikini para tomar el sol en un acto impúdico inmoral, ponemos la música fuerte, escupimos, bebemos alcohol, queremos energía nuclear porque es más barata, nos quejamos por todo, tenemos perros que ensucian las calles, vamos demasiado a las urgencias de los hospitales, no somos solidarios, queremos chiringuitos en la playa, compramos coches contaminantes y de gran potencia, dejamos las luces encendidas, nos bañamos en vez de ducharnos en tres minutos, regamos el jardín, nos gusta discutir, no nos ponemos de acuerdo con nuestros vecinos, tiramos demasiado de la cadena, no usamos las papeleras públicas, hacemos obras en nuestra casa sin pedir permiso al ayuntamiento, queremos llevar a nuestros hijos a un colegio distinto al que nos dicen simplemente porque está más cerca de nuestra casa, criticamos a los políticos en lugar de ayudarles, nos gusta más el cine americano que el nacional, nos dejamos una pasta en comida basura china o americana y destrozamos nuestro colesterol. La lista de pecados capitales del español medio es casi infinita. Somos en definitiva un pueblo que necesita de normas muy estrictas y una mano firme y con liderazgo que nos guíe.

Los jubilados. Salvo que sean nuestros padres son el paradigma del mal de entre todos los ciudadanos. Por sus características particulares necesitan una página aparte, pero bastará mencionar aquí algunos ejemplos para comprender porqué son enemigos públicos. Los jubilados son un peligro en la carretera, llenan los ambulatorios de la Seguridad Social desde primeras horas de la mañana, consumen carísimos medicamentos innecesarios que además han de ser gratuitos, contraen enfermedades complejas de resolver y de cuidar, están insatisfechos con sus pensiones, no quieren vivir en residencias y se empeñan en molestar a la familia, la mayoría piensa que con Franco se vivía mejor aunque voten a la izquierda. No quieren hacerse cargo de los nietos y tenemos que pagarnos las guarderías. Y cosas mucho más graves.

Los autónomos. Son esa clase de personas egoístas hasta el límite que quieren enriquecerse a costa de sus vecinos y no tienen ningún reparo en volver del trabajo a las 11 de la noche y en salir disparados a trabajar a las cinco y media de la mañana. Nos cobran el trasporte cuando vienen a hacernos alguna chapuza a casa, no quieren factura para no pagar impuestos y encima tienen una casa mejor que la nuestra, veranean en Málaga o tienen un apartamento en Gandia y llevan a sus hijos a un colegio privado. Tienen aspiraciones de convertirse en grandes empresarios, explotan a la gente que contratan, no tienen formación suficiente, no pagan Seguridad Social pero quieren recibir una pensión cuando se jubilen y quieren cobrar el paro. Además del coche tienen una furgoneta enorme y a veces hasta un camión pequeño, que siempre quieren aparcar cerca de nuestra casa. Todos conocemos a algún frutero, algún taxista, algún fontanero, cerrajero, constructor etc… de esta especie a la que hay que controlar muy de cerca porque estando tan difícil como va a estar, cobrar una pensión de jubilación en el futuro, no es como para permitir que este colectivo se libre de pagar esos impuestos que a nosotros nos controlan por la nómina.

Los empresarios. Otra nube de incalificables individuos, que han tenido suerte y se han metido en algún asunto que les permite explotar a unas decenas de trabajadores. Se quejan de que el Salario Mínimo está por las nubes, de que los costes del despido son insoportables. Abren varias empresas pequeñas para no tener representantes sindicales, tienen como parte de la empresa su coche, los coches de su mujer y sus hijos y hasta su casa, para desgravarse en la declaración de la renta. Son el límite de la insolidaridad, no aplican la mayoría de los decretos comunitarios de ruido, ni de salud laboral, ni de vertidos tóxicos y encima siempre se quejan. Se quejan de que El Ayuntamiento o la Comunidad no les paga hasta dos años después de la certificación de obra, de que ellos pagan el IVA por adelantado y que Hacienda no se lo devuelve hasta que no cobran, de que lo del ICO es un timo y los bancos no les dan crédito o les cobran unos intereses abusivos. Cuando “tienen suerte”, hacen una gran cantidad de dinero pero no reparten nada. Suelen ser tacaños y reinvierten todo lo que ganan para poder hacer más negocio. No practican la conciliación familiar y desatienden y malcrían a sus hijos que suelen salir unos “niños pijos” de mucho cuidado.

Los fetos y embriones. Este asunto es muy serio y no puede ser tratado con ironía como los anteriores, por lo que también merece página aparte, pero hay que decir que si la sociedad española se deshace quirúrgicamente de más de 115.000 nonatos cada año es porque los considera unos verdaderos enemigos públicos. Para poder proceder con más libertad en este proceso de eliminación hemos pasado de despenalizar el aborto a convertirlo en un derecho de la mujer, probablemente antes de dar el paso siguiente que sea hacerlo obligatorio, salvo licencia administrativa.

Los inmigrantes. No todos los inmigrantes son enemigos públicos. La inmigración africana suele ser en general bien recibida o tolerada. Si son negros, porque tenemos una deuda de la esclavitud con ellos, histórica eso si, porque hoy ya les damos el 0,7 %, y si son norteafricanos porque entre nuestras simpatías por lo islámico y la expulsión de los moriscos ya nos vale. Además nunca nos aclaramos con eso de que si son islamistas, árabes, integristas, moros, o musulmanes o se puede ser de todo al mismo tiempo. Pero una buena parte de los inmigrantes nos hacen una competencia desleal. Los chinos son los peores de todos porque trabajan el doble que nosotros y encima cobran muy barato. Eluden el pago de impuestos cuando pueden y se lo hacen todo entre ellos en plan mafia. Se prestan dinero, tiene sus propias cadenas de distribución de alimentos, muebles, ropa y de cosas del todo a cien. Para colmo nunca aprenden bien a hablar español. A cierta distancia vienen los polacos, rumanos, búlgaros, albanos y toda la Europa del este, quienes están bastante peor organizados y además son aventajados con los idiomas. El problema es que llegaron a oleadas y a la semana de estar aquí ya tenían carnet de la Seguridad Social. Cobran barato, se van a trabajar a Albacete si es allí donde les dan un empleo y no tienen problema si durante un tiempo han de cobrar casi todo en negro. Desde Sudamérica nos envían de todo. Lo cierto es que una buena parte de los inmigrantes debieran estar ya de vuelta a sus tierras o se van a comer nuestras pensiones y sin embargo se quieren quedar entre nosotros, hacerse españoles.

En medicina este tipo de patologías son errores del sistema inmunológico que acaban con la vida del enfermo en poco tiempo si no tienen tratamiento o lo debilitan hasta la extenuación. Nuestras defensas identifican como agresivas a las células del hígado, las musculares u otros tejidos propios y las destruyen como si fueran bacterias de neumococo. A principios del siglo pasado en Alemania identificaron como enemigos a los judíos, en Italia a los comunistas, en Rusia a la burguesía y ya sabemos lo que ocurrió.

La prensa y la televisión bajo la mirada compasiva y comprensiva de la clase política, cuando observan descontento en la población generan uno o varios enemigos hacia los que dirigir la ira del votante. Actitudes de odio al extranjero nunca han sido extrañas y tenemos resortes para evaluarlas. Lo peor es cuando vemos que nos han dividido a nosotros mismos en colectivos y nos han identificado como enemigos del sistema. Divide y vencerás.

Nuestros amables gobernantes nacionales, autonómicos y locales, han aprendido mucho del pasado y no quieren nuestra muerte física en todas las ocasiones. Generalmente les basta con nuestra debilidad para poder controlarnos.

domingo, 5 de julio de 2009

IMPUESTOS Y TECNOLOGÍA

A veces era humillante tener que guardar largas colas para depositar un saco de grano y dos gallinas en la balanza del recaudador. Cuando había malas cosechas, el DIEZMO, es decir el impuesto correspondiente al 10% de tus ganancias, era sencillamente excesivo. A menudo había enfrentamientos y violencia. El estado recaudador sudaba lo suyo para cobrar los servicios que luego daba a los ciudadanos, que no pasaban de ser, el orden público y la defensa común.

Hoy en día, la cosa es mucho más limpia, electrónica, sutil, disimulada. Pagan en primer lugar las empresas, por cuenta del trabajador, a la Seguridad Social, el 33% del salario base, que digamos sea aproximadamente un 20% del salario total. Es decir, nos quitan DOS DIEZMOS.

De lo que nos queda, nos retienen alrededor de un 25%, del salario bruto en concepto de Impuesto del Rendimiento de las Personas Físicas, IRPF y otra vez, Seguridad Social. Es decir, nos quitan DOS DIEZMOS Y MEDIO más.

Como todavía nos queda un 55% en nuestro bolsillo, ahora el estado nos esquilma a través de los impuestos al consumo, el IVA y algunos otros que van sobre los pisos, los coches, los carburantes y un largo etc. que suponen en total más de un 25%. Es decir, nos quitan DOS DIEZMOS Y MEDIO más.

Si hacemos la suma, resulta que de forma totalmente indolora el estado nos ha dejado sin SIETE DIEZMOS de lo que ganamos, cantidad que se ha duplicado desde que estamos en democracia. Estamos tan acostumbrados que no sentimos cada mes una dolorosa punzada en nuestro corazón, ninguna sensación de pérdida, ningún impulso a recuperar lo nuestro, NADA.

La tecnología nos ha dormido con una aguja tan fina, que no sentimos dolor cuando nos desangran.

Si alguien, en nombre del mismo RECAUDADOR tuviera que venir cada mes a nuestra casa a contarnos que hemos de darle el 70% de lo que hemos ganado con nuestro esfuerzo y le tuviéramos que pagar con billetes y monedas, habría muchas situaciones interesantes que contar.

Nos dicen que todo esto nos lo devuelven en forma de Estado del Bienestar, pero lo que vemos cada día es, que los que nos administran ese Estado del Bienestar SE PERMITEN, con el dinero que yo les pago, lo que yo NO ME PUEDO PERMITIR con el dinero que me queda.

En otros países como EEUU en cada comercio tienen dos cajas registradoras, una para el comercio y otra para los impuestos. Cuando te cobran, te dan dos facturas separadas. Ellos lo quieren así para darse cuenta de lo que el estado les quita y poder exigir en consecuencia, que cada centavo que dan, les sea devuelto de forma eficiente. AQUÍ PREFERIMOS DORMIR.

FREEDOM IS NOT FREE

LA LIBERTAD NO ES GRATIS. Cuando los políticos nos dicen que la libertad no es gratuita, generalmente nos suben los impuestos. Es su forma de verlo y les gusta esta interpretación, pero este no es su verdadero significado.

Libertad no gratuita significa que cada persona ha de tomar sus propias decisiones si quiere ser libre. Ha de tener derecho a equivocarse y rectificar y estar atento y preparado para ello.

Cuando una persona se independiza de sus padres aprende el significado. Ser libre no es gratis y si no has hecho la cama por la mañana, has de hacerla por la noche. Si no has recogido la mesa a mediodía tendrás un fenomenal lío a la hora de la cena. Si gastas mucho en calefacción a lo mejor tienes menos para divertirte.

Sin embargo nos han preparado para temer a la libertad y nos han enseñado hasta la extenuación, que no estamos preparados para asumir ciertas decisiones.

Estamos convencidos de que es mejor pagar al estado para que tome multitud de decisiones por nosotros. El estado decide por nosotros donde estará el colegio de nuestros hijos, cual será nuestra capacidad adquisitiva en la jubilación, quién es nuestro médico, quienes serán nuestros representantes (nosotros elegimos el color y ellos eligen a las personas), el estado decide donde hemos de aplicar nuestra caridad y sentimientos de justicia, el estado decide que regiones serán más ricas y cuales más pobres, deciden sobre nuestro ocio y nuestra cultura, nos eligen los eventos culturales a preparar. Ellos deciden que no nos importa que el poder judicial esté separado del ejecutivo… y muchas cosas más. Ellos deciden el precio de los medicamentos, el de la energía, los transportes que serán gratuitos y los que no, y tantas otras cosas.

Todo esto nos lo dan hecho a cambio de la enorme fortuna que nos hurtan cada mes a través de nuestros impuestos.

Pero seamos conscientes de que sacrificamos DINERO por COMODIDAD. Realmente debiéramos decir que, LA COMODIDAD NO ES GRATIS.

La libertad, la habíamos regalado también gratis mucho antes.

Elementos Fundacionales

El Ciudadano Descontento nace con los siguientes objetivos:

1.- Ser un vehículo de diálogo y reflexión política, de carácter fundamentalmente español.

2.- Aumentar el interés ciudadano en el ámbito político.

3.- Ayudar a difundir una actitud crítica hacia el poder.

4.- Poner de manifiesto nuestros derechos como contribuyentes.

5.- Convencer de que la participación activa del individuo en la política es posible.

6.- Estimular el individualismo, la responsabilidad y la libertad personal frente al colectivismo y la capitulación.

7.- Recuperar los valores clásicos de nuestra tradición y de nuestra sociedad frente al relativismo, el desarme moral y la justificación de los medios por el fin.

8.- Recuperar nuestra historia como elemento de progreso social y político.


En resumen:

Somos un grupo de ciudadanos que alza la voz ante el rumbo que toma su país, región y comunidad. Dado que queremos evitar dicha deriva proponemos y debatimos sobre medidas de representación y de control a los poderes públicos, mejores que los actuales.

Asimismo queremos promover la inmersión ciudadana total en la política, crear foros de debate y discusión y servir como fuente de presión ante la injusticia cotidiana derivada de nuestra situación política.


Y declaramos que:
Este foro no pertenece ni recibe nada de ningún gobierno, ayuntamiento, partido o grupo político, empresarial, sindical ni religioso. Tampoco pretende crear ninguno de los anteriores.

lunes, 6 de abril de 2009

LIBERTAD Y SEGURIDAD

Históricamente, las sociedades al organizarse han cedido bajo diversas formas, parte de sus derechos individuales a un estado. En este mecanismo de cesión intervienen principalmente dos parámetros ligados entre si y contrapuestos LA LIBERTAD Y LA SEGURIDAD.


Cuando una sociedad se siente segura de si misma genera individuos que reclaman grandes dosis de libertad. Estas sociedades generan individuos muy celosos de dejar que algún otro haga lo que ellos pueden hacer por ellos mismos. Estas personas ceden al estado solo aquello que es imprescindible y que solo puede alcanzarse desde una gran organización como la Defensa, El Orden Interior, la Justicia, la Principales Infraestructuras, las Relaciones Exteriores, la capacidad de hacer Leyes y la Ejecutiva de hacerlas cumplir. Pero además establecen rígidos sistemas de control a los administradores de estos asuntos.

Por el contrario, si una sociedad se siente insegura de si misma genera individuos que reclaman que alguien más capaz que ellos mismos administre lo que individualmente no se sienten capacitados para hacer. Estas personas ceden al estado todo aquello que no son sus acciones más simples, como donde o qué comprar, donde residir, divertirse o donde y en qué trabajar.

Pero además, su consciente falta de cualificación les convence de que no pueden controlar a aquellos que forman ese estado que les dirige, de manera que quedan obligados a aceptar sin comprobarlo, la buena preparación y los buenos sentimientos de aquellos que les gobiernan.

Aunque caricaturescos, estos dos extremos de sociedad y por tanto, de individuos, están en la base de la organización política.

Pensemos ahora porque nos acribillan con grandes desastres como El Cambio Climático, la Energía Nuclear-No gracias, el Calentamiento Global-ahora-Cambio Climático, el Agujero de la Capa de Ozono-Misteriosamente Desaparecido, el Efecto 2000-Que no tuvo Ningún Efecto y tantos otros. Pensemos porque tienen tanto interés en convencernos de que somos los responsables de las hambrunas, de las guerras del tercer mundo, de la droga, de los marginados.

Pensemos porqué, en lugar de alimentar nuestros principios y por tanto nuestra autoestima, nos hacen ver como aceptables, elementos que difícilmente encajan en nuestro orden natural como el aborto o la eutanasia y ridiculizan otros igual de fundamentales para el ser humano como la disciplina, el orden, el compromiso, el orgullo, la religiosidad, y tantos otros.

Alguien intenta hurtanos nuestra seguridad porque entonces seremos nosotros los que les pidamos a gritos que administren esa libertad que no sabemos usar.

Ese administrador, sin necesidad de ejercer ninguna violencia nos tendrá a su merced. En el caso de que sea bienintencionado, como mínimo nos pedirá seguro una gran cantidad de dinero, que gastará en gran parte en mantener ese estado de cosas. Pero si además es malintencionado, sembrará la miseria y la injusticia sobre nosotros.
Y nunca volveremos a tener control sobre él porque hemos sido desactivados.

jueves, 26 de febrero de 2009

LO EMOCIONAL EN LA POLÍTICA

Los partidos políticos recurren constantemente a argumentos emocionales para defender ideas e intereses. Hay que estar prevenirlo. Las emociones son un conjunto de sentimientos vinculados a diversos aspectos de nuestra vida en donde la subjetividad y la subconsciencia son los factores predominantes. Recurrir constantemente a ellas nos hace caer en la irracionalidad, y esto ha sido ampliamente usado por tiranos y dictadores a lo largo de la historia.

Los políticos acuden casi a diario a este tipo de argumentos para enardecer a la población, provocar gritos y agitación y dirigir a las masas al punto de irracionalidad necesario para que les apoyen, recordemos en este punto las arengas de Hitler. Hoy día las formas son más sutiles y han sido mejoradas, pero el fin es el mismo. Los medios de comunicación y en especial la televisión son parte fundamental en dicha mejora. La política la ha alcanzado de lleno y uno no sabe si lo que está viendo es un programa de actualidad o publicidad de la aristocracia política. Hay que recordar que los vínculos entre la política y los medios de comunicación se reflejan en las licencias administrativas que conceden los primeros a los segundos.

El político se sabe muy bien la lección, pero, ¿sabe el ciudadano cuál es su papel? El individuo no es estúpido, pero es maleable, y sometido a suficiente y contínua presión puede seguir el camino marcado sin cuestionárselo. También saben que demasiada presión es contraproducente, así que dejan un pequeño margen de discusión para que el ciudadano se sienta feliz.

Para luchar contra esto hay que evitar ver al político como un personaje amable. Todo pensamiento relacionado con una emoción tiende a la irracionalidad, y el voto ha de ser racional, muy racional. El político es alguien que gestiona nuestro dinero, en ocasiones como si fuera suyo, puesto que estamos obligados a darle una parte. Cuando el político se beneficia personalmente de nuestro dinero, la gestión se convierte en hurto, hurto que no tiene apenas castigo y que se ha convertido en algo cotidiano. Nunca nadie está contento dejando su dinero en manos de otro, ¿verdad?, pues entonces, ¿porque ver amable a alguien a quien confiamos nuestra garantía de bienestar sabiendo que su naturaleza le impulsa a usar todos los medios disponibles para asegurarse su posición? El político es un gestor, ni más ni menos, cuanto más lo veamos como una herramienta, mejor. Dicha herramienta ha de ser sustituida por otra en caso de mal funcionamiemto.

No nos dejemos utilizar. No hace mucho tiempo, cuando el pueblo era sometido a injusticias, se rebelaba. Hoy en día no hace falta usar la violencia, tan sólo nuestra voz, nuestro voto y nuestro dinero. ¿Sabía que el 57% del PIB español son servicios?, ni banca ni sector del automóvil ni demás oligarquías, y sin embargo, ¿a quiénes ayudan los políticos y a quiénes suben los impuestos?, ayudan a los ricos empobreciendo a los demás, ¿por qué las empresas mal gestionadas cierran y sin embargo las administraciones públicas, ayuntamientos y comunidades parecen tener dinero ilimitado?, evitemos la irresponsabilidad entre los políticos, sobretodo cuando es con nuestro dinero y bienestar.

LA LIBERTAD ES EL UNICO CAMINO PARA LA JUSTICIA, MAYOR CAPACIDAD DE ELECCIÓN ES MAYOR LIBERTAD:

- Listas abiertas a todos los niveles.
- Cuentas públicas, ingresos versus gastos, transparentes.
- Finaciación de partidos políticos y sindicatos por sus simpatizantes, no con nuestros impuestos.
- Independencia del poder judicial.

POLÍTICA DEL CORAZÓN

Las personas en este país nos hemos limitado a ser contribuyentes dormidos cuya única función es alimentar una aristocracia política y ser su eco en los temas que ellos nos imponen. La política hoy en día en España no representa al ciudadano, es solo un espectáculo, que se podría llamar LA POLITICA DEL CORAZON.


A casi todas horas asistimos a debates sobre la defensa de las declaraciones o medidas de tal o cual político, a nivel nacional, regional o local. Casi ninguna declaración o medida va directa a solucionar ningún problema. Si la noticia es agresiva entonces los políticos se radicalizan y se ponen de una parte o de otra. Los medios, vinculados a la política mediante licencias administrativas, hacen más de lo mismo y dejan en una difícil situación al ciudadano.
Si este se decanta por una u otra opinión enseguida es clasificado como de “izquierdas” o de “derechas”, no hay lugar para los matices. Si dice que no está de acuerdo con ninguno se le considera pasivo, por tanto es marginado, y en ningún caso su opinión es importante.
Muchos ciudadanos se sienten desatendidos si su postura no es la que defiende el partido al que suele votar. El ciudadano duda y se siente mal, se desilusiona de sí mismo y el político le ha ganado otra batalla moral más. Han convertido nuestro pensamiento en emociones con su Política del Corazón.
Los grandes partidos han conseguido formar un bloque inexpugnable que no garantiza nada excepto su propio enriquecimiento a expensas de los demás. Tenemos que evitar esto. El criterio más importante es el que uno mismo forja.

PRIMERAS PROPUESTAS:
1º) No votar a nadie que lleve más de dos legislaturas en el poder. El poder corrompe y deben darse cuenta de que les damos y les quitamos el poder cuando nos place. Somos el pueblo soberano. Esto es un ejercicio de disciplina y racionalización del voto. El voto de castigo debe la primera medida de choque para un bipartidismo totalitario. Cualquier persona creará siempre (da igual su credo, ideas políticas o moral) una serie de nexos con otro tipo de poderes para asegurarse el poder en caso de revés laboral. El problema es que el político si hace mal, hace mal a muchos, y todos pagamos sus excesos, es por ello que ha de estar bajo el ojo agobiante y el cruel juicio de los individuos. Exijamos al político.
2º) Exigir listas abiertas a todos los niveles. Si tenemos más donde elegir y no seguimos una única doctrina de partido, nuestra libertad aumenta. Mayor capacidad de elección, mayor libertad.
3º) Exigir cuentas claras y públicas (ingresos versus gastos) a ayuntamientos, comunidades autónomas, gobierno nacional y a cualquier organización, asociación o fundación que reciba dinero o bienes públicos.
4º) Exigir autofinanciación de los partidos y sindicatos o en su defecto que el pueblo sea las bases de todos ellos con capacidad de elección directa (eso sí, sin cobrar un euro más), es decir, ya que les pagamos el sueldo, sus cenas y sus coches oficiales, al menos poder elegir quien va a ser el candidato de cada formación y estar afiliado a todos los sindicatos.

CADA UNO ES LÍDER DE SÍ MISMO

sábado, 21 de febrero de 2009

CIERRE O REFORMA DEL PARLAMENTO EUROPEO

Haciéndonos eco de la propuesta de la plataforma “ClasesMedias”, queremos promover la abstención de voto en las elecciones europeas. Pese a que la representatividad es fundamental a cualquier nivel, el parlamento europeo se ha convertido en una descomunal sala reflejo del bipartidismo totalitario que asola Europa.



Este parlamento es enormemente costoso, puesto que alberga a 785 políticos, cada uno de los cuales cobra 42.000 euros al mes, libres de impuestos más dietas de viaje por solo 2 días de trabajo a la semana dando además lugar a otras numerosas instalaciones y servicios que todos pagamos. Dado lo ineficaz que resulta, ya que la representatividad directa del ciudadano es inexistente y, salvo excepciones, es un fiel eco de las decisiones de los 27 primeros ministros, proponemos la abstención al voto o en su defecto el voto en blanco.

Promovemos la abstención como medio de queja y por el consecuente cierre de dicha cámara y sus empleados. Los efectos serán limitados, pero representarán la idea de inutilidad que representa dicha cámara para los ciudadanos. Por otro lado y respetando la duda razonable por el posible servicio que puede ofrecer el parlamento europeo, promovemos también el voto en blanco. Dicho voto representa la voluntad de participar pero la incapacidad de elección dado que el ciudadano no se siente representado.

Algunas preguntas para reflexionar son:
- ¿Por qué tantos parlamentarios si al final sólo es cuestión de menos de media docena de partidos?, ¿no sería mejor poder elegir a representantes en forma de listas abiertas?
- ¿Si es tan importante su labor por qué se ha convertido en un refugio para políticos jubilados que han sido marginados en los partidos de sus países de origen?
- ¿Podemos los ciudadanos controlar el funcionamiento de dicha cámara, su gestión y su presupuesto o elegir a su presidente?
- ¿Dado el peso económico y la influencia en sectores estratégicos de las grandes potencias es la Unión Europea un marco efectivo para la democracia a nivel comunitario? Recordemos cómo Francia y Alemania han evitado sanciones debido a su poder e influencia.

Algunas razones expuestas por la plataforma “ClasesMedias” para la abstención:

1.- Porque el Parlamento europeo no sirve para nada y, por tanto, esas elecciones son una farsa. 2.- Porque no somos partidarios de reformar el Parlamento europeo sino de cerrarlo.
3.- Porque el Parlamento Europeo es un asilo de políticos jubilados, sobrantes de los partidos.
4.- Porque los europarlamentarios, que pagamos entre todos los contribuyentes, se han autoconcedido privilegios como cobrar el sueldo libre de impuestos.
5.- Porque por cada voto que depositamos encima los partidos cobran una subvención adicional y nos expolian más.
6.- Porque de esa forma mostramos nuestro rechazo a la casta parasitaria en su conjunto.
7.- Porque estamos contra los robos masivos de fondos de los contribuyentes decididos por los gobernantes de la Unión Europea, los ladrones mayores de Europa.
8.- Valoramos y respetamos profundamente a cuantos decidan votar en blanco o nulo. Se trata de opciones muy legítimas, en caso de que el Parlamento europeo sirviera para algo, pero nos remitimos al punto primero que justifica nuestra decisión.
9.- Hacer pública ahora nuestra posición implica que nos dan lo mismo los debates internos de los diferentes partidos respecto a sus candidatos, y de que nuestro rechazo es al conjunto en sí, a la farsa, y no a las personas en cuanto individuos concretos.

viernes, 20 de febrero de 2009

NUESTRO CONTROL DEL PODER POLÍTICO

Lamentablemente, en España, vivimos una dictadura de hecho. No opinan los ciudadanos, sino los partidos, estructuras jerárquicas no democráticas que solo defienden su interés. El sistema nacido lleno de prejuicios, de una dictadura, favorece la concentración del poder en una oligarquía que año tras año adormece y empobrece a la población. La primera acción que debemos acometer, es tomar conciencia de cual es nuestro nivel de indefensión.



Por lo general cualquier voto y cualquier tendencia son buenos, son dignos de respeto, porque proceden de una persona que lo único que pretende es mejorar su situación personal y la de los suyos. Da igual si es de izquierdas o de derechas, de centro, del norte o del sur. Cada voto es respetable, cada idea libre de coacción y consecuente es respetable. Podremos pensar que están equivocados, en mayor o menor medida, pero hemos de atenderlos en la misma manera que atendemos a nuestra forma de entender las cosas.

No ocurre así con los políticos. Las personas en las que depositamos el poder político y económico, están ahí, no para mejorar su situación personal, sino la de su comunidad. En algunos países son llamados “servidores públicos”. Como nadie nos asegura cuáles son sus intenciones últimas, y como es seguro que cada uno intentará mejorar su situación personal y la de los suyos, los ciudadanos hemos de dotarnos de los adecuados medios de control de estas personas. Da igual que sean de centro o de derechas, comunistas o anarquistas. Hemos de procurarnos medios de control.

Hemos de pensar de qué manera los ciudadanos controlamos los medios de comunicación. Individualmente o como grupo. ¿Podemos hacer oír nuestra opinión, podemos crear una radio, un periódico?

Tenemos que reflexionar de qué manera los ciudadanos controlamos a la justicia. ¿Podemos votar algo en relación a la justicia o al poder judicial? ¿Sus esquemas, sus órganos de gobierno, o a sus líderes?

Hemos de pensar de qué manera los ciudadanos controlamos al poder político. Y respondernos, que en España, votamos poco más que a blanco o negro. Elección tras elección sólo tenemos, en general, tres alternativas, izquierda, derecha o nacionalista. Eso es todo.

Imaginemos que la izquierda, la derecha y los nacionalistas, con el inevitable concurso de las principales fuerzas económicas, hubieran hecho un gran pacto hace ya algún tiempo. Y hubieran decidido fundar un gran teatro, mediante el cual, cada vez reducirían más nuestra capacidad de cambiar las cosas y subirían más nuestros impuestos.

Ellos cada vez vivirían mejor, y nosotros seríamos cada vez más pobres. Y cada vez más esclavos de sus decisiones, porque no tendríamos manera de cambiar las cosas. Si lo hubieran hecho realmente, y se hubieran sentado para planificarlo, alrededor de una humeante taza de café, no les habría salido mejor.

Aunque no se hubiera dado esa reunión, se debe pensar que el interés de la aristocracia política procedente del franquismo no era otro.

Hay que pensar que los aspirantes a políticos, de la izquierda y los nacionalistas, ávidos precisamente de poder, lo habrían firmado. Y hay que pensar, que para nosotros, los ciudadanos, una democracia no era más que un sistema en el que se pudiera votar. Y nosotros estábamos tan deseosos de libertad, que cuando nos dieron libertad de voto, de manifestación, de expresión, religiosa, de divorcio y aborto, creímos que por ello se podía pagar cualquier precio.

Es posible que en esta situación el poder político y económico (en manos de tan pocos en aquellos tiempos) decidiera crear un régimen cuyas vías de participación solo tuvieran cabida en unos partidos todopoderosos cuya disciplina de voto hiciera imposible la discrepancia interna. Y crearan otros mecanismos de participación en el ámbito laboral, los sindicatos, que pagados por el gobierno y dirigidos por los mismos partidos anteriores, tuvieran coincidencia de fines con ese poder.

Y crearan organizaciones no gubernamentales, cuya principal fuente de ingresos fueran las donaciones gubernamentales, a las que por tanto podían orientar el su poco probable discrepancia con el poder. Y tuvieran la clara idea, de crear bancos estatales, como lo son las Cajas de Ahorro, dirigidas por ese poder político. Y hacer un sistema público de educación, desde el colegio a la universidad, cuya supervivencia dependiera de ese poder político y sus subvenciones. Y hacer un sistema de sanidad público, también obediente al mismo poder.

Es posible que todo esto no les hubiera salido gratis y que hubieran tenido que repartir la tarta con muchos más de los que habían pensado inicialmente. Al final habrían tenido que ceder a que cada región española tuviera su propio parlamento, sus tribunales de justicia, su sanidad, su educación, habrían tenido que ceder a que cada ayuntamiento tuviera su pequeña cámara de representantes (obviamente representantes de los partidos políticos, no de los ciudadanos) con sus concejalías semejantes a ministerios, y su capacidad normativa.

Para ello habrían tenido que inventar los más cuidados métodos de esquilmación de la población y de robo legal, todo amparado por un exquisito sistema publicitario, que convenciera a los ciudadanos de que “la democracia, la justicia, la equidad y el avance social cuestan dinero”. Para ello y para dar sensación de democracia, de contraste, de libertad de elección, habrían tenido que enfrentar al pueblo, creando tensión, resucitando ideales muertos y abriendo viejas heridas.

Si esto hubiera sido así, los ciudadanos debiéramos pensar como defendernos de ese poder, y como defender nuestros intereses.

Por nuestro propio bien hemos de considerar que a los únicos que tenemos enfrente son a aquellos que tienen la capacidad de quedarse con nuestro dinero. Y son ellos los que pueden dictar normas que restrinjan nuestra capacidad de actuación y de pensamiento y contra los que nada podemos, prácticamente.

Los políticos no pueden quedar sin control. Es falsa, salvo que se pudiera demostrar lo contrario, la apariencia de unos se vigilan a los otros en defensa de nuestros intereses. Si no hay más argumentos, los políticos se vigilan unos a otros en defensa de sus propios intereses particulares.

LOS CIUDADANOS HEMOS DE BUSCAR LOS MEDIOS PARA QUE ESTO CAMBIE.

lunes, 16 de febrero de 2009

LA ÚNICA REVOLUCIÓN POPULAR

Durante los últimos 300 años, muchos oportunistas han llamado "Revolución" a su asalto personal al gobierno. En particular, la Revolución Francesa goza de inmerecido mérito, pues no fué más que otra más de las sangrías organizadas por la nobleza tradicional, para conservar un poder que se les iba de las manos. Solo por circunstancias especiales, la Revolución que dió lugar a los Estados Unidos de América, llevó al control del orden político, a los ciudadanos corrientes.
La Revolución Americana.
Forzados a la independencia por los abusos del monarca Jorge III en materia de impuestos y la imposibildad de establecer sus propias redes comerciales, los Estados Unidos de América, tras vencer a Gran Bretaña en 1783, recogen el ideario de la igualdad y de la libertad, que propugnaban escritores como Voltaire, Rousseau o Montesquieu, creando un sistema político democrático, que constituye la única, hasta hoy, revolución burguesa o de clases populares, que se ha producido en la historia. Los colonos inmigrados a oleadas a estas agrestes tierras, no portaban signos del sistema estamental europeo y crean un sistema de gobierno realmente novedoso.

A lo largo de su camino hacia el sistema político que conocemos actualmente, los Estados Unidos, tuvieron la suerte de observar lo que ocurría en Europa, unos años después en 1789, cuando se produce la Revolución Francesa, como veremos después.

Estas enseñanzas y su propia procedencia, vacunan a los colonos americanos contra el intervencionismo del poder y les llevan a proclamar como valores absolutos, los derechos individuales, y como garantía política, el control al gobierno. Cuestiones que resuelven, no sin dificultades, como las de una Guerra Civil entre 1861 y 1865, a lo largo del siglo XIX.

La Guerra Civil norteamericana, con 600.000 muertos y medio millón de heridos, se produce ya, por causa de dos conceptos diferentes de la palabra independencia. Mientras el norte clama por una solución federada, esto es, un solo país con un fuerte gobierno central, los del sur prefieren la vía de la confederación, o la autonomía de unos estados poderosos, aliados en un gobierno central multipartito. Ganan los del norte, pero los mecanismos de control al gobierno, quedan incrustados en su sistema. La libertad se establece como bien supremo y como único medio de alcanzar la justicia.

La Revolución Francesa.
Pero como decíamos anteriormente, en Europa corren otros vientos. La Revolución Francesa comienza en 1789 cuando el llamado Tercer Estado, se autoproclama Asamblea Nacional y culmina con el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte en 1799.

La Revolución Francesa, lejos de abolir el Antiguo Régimen, dominado por el Rey y los otros dos Estados, El Clero y La Nobleza, y transformarlo en un poder popular que controla al gobierno, consiste en la sustitución de Dios, por El Estado y la del Rey y la Nobleza, por La Administración Pública. En un ejercicio de contorsionismo que se ha observado ya muchas veces en la historia de la humanidad, los mismos poderes nobiliarios que antes juran lealtad al rey, claman ahora junto a las masas, la destrucción de los antiguos valores y la santificación de la igualdad y la fraternidad. Para, lógicamente ocupar ellos mismos, los puestos vacantes de máximos responsables del nuevo orden.

Como todas las falsas revoluciones, no solucionan, ni uno solo de los problemas que se tiene planteada la sociedad francesa, y sin embargo, llenan de sangre París y las principales ciudades galas. El comité de Salvación Pública, bajo el mando de Maximilien Robespierre y los Jacobinos, desató el llamado Reino del Terror entre 1793 y 1794, y hasta 40.000 personas pudieron ser ejecutadas en este corto periodo en la guillotina, acusadas de actividades contrarevolucionarias.

La Primera República Francesa, después de producir cerca de 300.000 muertos, termina con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799, un ciudadano que se llega a proclamar Emperador y que nombra reyes a sus familiares. Este hecho marca de forma señalada, el fracaso de la implantación de los nuevos valores, y dirige a Europa, a una serie encadenada de tragedias en los años posteriores. Francia atraviesa el siglo XIX, en la alternancia de sucesivas repúblicas y monarquías e imperios. Tras la caída de Napoleón a manos del británico general Wellington en 1815 y la restauración de la monarquía, la Segunda República no se establecería hasta 1848, a pesar de que en 1830, una revuelta civil proclama la vuelta a los valores constitucionales. La actual, es la Quinta República, y aún no han podido superar el afán depredador de sus clases diligentes, todavía fieles, aunque disimulados, al llamado Antiguo Régimen.

Napoleón Bonaparte, de indudable genio militar, bien pudiera estar clasificado como uno de los grandes genocidas de la humanidad, si no se hubiera hecho con el prestigio personal de sus victorias en el campo de batalla. Este personaje, idealizado de forma incomprensible por la historiografía reciente, lleva a Europa a una guerra de más de 25 años que produce varios millones de muertos y fuerza a 3 millones de franceses a servir en el ejército. Solo en la guerra con Rusia mueren más de 400.000 franceses y 1,2 millones de rusos. Estos conflictos, aunque suelen ser clasificados en dos etapas, Guerras de Francia durante la Revolución Francesa (1789-1799) y Guerras Napoleónicas (1799-1815), tienen inevitable continuidad en el reguero de sufrimiento y destrucción que causaron, y demuestran el flaco servicio que al progreso y al bienestar de Europa, trajo esta, mal llamada revolución.

Lo que se liquida en la Revolución Francesa es solo la monarquía absoluta y los restos del régimen feudal, derogando por ley las servidumbres personales, los diezmos y las justicias señoriales. El avance en la libertad es realmente pobre.

Con el transfondo del reparto de la inmensa tarta colonial, lo que se produce a primeros del siglo XX, la llamada Primera Guerra Mundial, no es más que una nueva guerra civil europea, y no la última, que genera ocho millones de muertos y seis millones de inválidos. Los Estados Unidos han de acudir al rescate de Europa casi al final del conflicto, en 1918, aportando casi 51.000 bajas de sus propios soldados.

La Primera Guerra Mundial, cierra el ciclo de los efectos del llamado Cambio de Régimen. De forma romántica nos habían convencido de que los avances franceses nos habían traido un nuevo mundo de justicia y de humanidad y sin embargo, cuando se analizan en detalle, no dieron paso, más que a otro periodo mucho más sangriento de muerte y miseria.

La revolución americana que comienza en 1783, basada en la primacía del individuo, a pesar de no estar exenta de dolor, como hemos visto, ha dado lugar a un avance económico y social en sus ciudadanos, que le han llevado a colocarse a la cabeza del liderazgo mundial. Las comparaciones, en cuanto a sufrimiento de sus respectivos pueblos y los avances obtenidos, no admiten ni siquiera la mínima misericordia.