domingo, 30 de agosto de 2009

ENEMIGOS PÚBLICOS

Quienes nos gobiernan y quienes aspiran a gobernarnos han conseguido que les identifiquemos a ellos como protectores y amigos y que nuestras defensas disparen las alarmas cuando hablamos de nosotros mismos. Los ciudadanos, los contribuyentes, los votantes, los teóricos propietarios del poder en democracia somos los enemigos públicos.

Lo oímos cada día en el trabajo, en las comidas, en un bar, en cualquier charla con amigos o compañeros y por supuesto en las tertulias de radio y televisión que nos adoctrinan de forma inexorable a todas horas, serviles a quien les proporcionan los ingresos publicitarios, a quién les concede nuevas licencias para emitir y en definitiva leales a la mano que les da de comer.

Todos reclaman más normas, más medidas, más leyes que impidan esta anarquía que nos envuelve y que nos llevará al desastre, para protegernos….¿de quién?.

Si agudizamos el oído nos daremos cuenta de que existe una lista muy bien construida de ENEMIGOS PÚBLICOS, de los que vamos a mencionar alguno que se reconoce fácilmente.

Los ciudadanos. Es decir, nosotros mismos somos el mayor de los desastres que pueblan nuestra tierra. Nos saltamos los límites de velocidad, tiramos la basura a contenedores no ecológicos, hablamos alto, pagamos en negro en cuanto podemos, fumamos en espacios públicos y en los privados, nos quitamos la parte de arriba del bikini para tomar el sol en un acto impúdico inmoral, ponemos la música fuerte, escupimos, bebemos alcohol, queremos energía nuclear porque es más barata, nos quejamos por todo, tenemos perros que ensucian las calles, vamos demasiado a las urgencias de los hospitales, no somos solidarios, queremos chiringuitos en la playa, compramos coches contaminantes y de gran potencia, dejamos las luces encendidas, nos bañamos en vez de ducharnos en tres minutos, regamos el jardín, nos gusta discutir, no nos ponemos de acuerdo con nuestros vecinos, tiramos demasiado de la cadena, no usamos las papeleras públicas, hacemos obras en nuestra casa sin pedir permiso al ayuntamiento, queremos llevar a nuestros hijos a un colegio distinto al que nos dicen simplemente porque está más cerca de nuestra casa, criticamos a los políticos en lugar de ayudarles, nos gusta más el cine americano que el nacional, nos dejamos una pasta en comida basura china o americana y destrozamos nuestro colesterol. La lista de pecados capitales del español medio es casi infinita. Somos en definitiva un pueblo que necesita de normas muy estrictas y una mano firme y con liderazgo que nos guíe.

Los jubilados. Salvo que sean nuestros padres son el paradigma del mal de entre todos los ciudadanos. Por sus características particulares necesitan una página aparte, pero bastará mencionar aquí algunos ejemplos para comprender porqué son enemigos públicos. Los jubilados son un peligro en la carretera, llenan los ambulatorios de la Seguridad Social desde primeras horas de la mañana, consumen carísimos medicamentos innecesarios que además han de ser gratuitos, contraen enfermedades complejas de resolver y de cuidar, están insatisfechos con sus pensiones, no quieren vivir en residencias y se empeñan en molestar a la familia, la mayoría piensa que con Franco se vivía mejor aunque voten a la izquierda. No quieren hacerse cargo de los nietos y tenemos que pagarnos las guarderías. Y cosas mucho más graves.

Los autónomos. Son esa clase de personas egoístas hasta el límite que quieren enriquecerse a costa de sus vecinos y no tienen ningún reparo en volver del trabajo a las 11 de la noche y en salir disparados a trabajar a las cinco y media de la mañana. Nos cobran el trasporte cuando vienen a hacernos alguna chapuza a casa, no quieren factura para no pagar impuestos y encima tienen una casa mejor que la nuestra, veranean en Málaga o tienen un apartamento en Gandia y llevan a sus hijos a un colegio privado. Tienen aspiraciones de convertirse en grandes empresarios, explotan a la gente que contratan, no tienen formación suficiente, no pagan Seguridad Social pero quieren recibir una pensión cuando se jubilen y quieren cobrar el paro. Además del coche tienen una furgoneta enorme y a veces hasta un camión pequeño, que siempre quieren aparcar cerca de nuestra casa. Todos conocemos a algún frutero, algún taxista, algún fontanero, cerrajero, constructor etc… de esta especie a la que hay que controlar muy de cerca porque estando tan difícil como va a estar, cobrar una pensión de jubilación en el futuro, no es como para permitir que este colectivo se libre de pagar esos impuestos que a nosotros nos controlan por la nómina.

Los empresarios. Otra nube de incalificables individuos, que han tenido suerte y se han metido en algún asunto que les permite explotar a unas decenas de trabajadores. Se quejan de que el Salario Mínimo está por las nubes, de que los costes del despido son insoportables. Abren varias empresas pequeñas para no tener representantes sindicales, tienen como parte de la empresa su coche, los coches de su mujer y sus hijos y hasta su casa, para desgravarse en la declaración de la renta. Son el límite de la insolidaridad, no aplican la mayoría de los decretos comunitarios de ruido, ni de salud laboral, ni de vertidos tóxicos y encima siempre se quejan. Se quejan de que El Ayuntamiento o la Comunidad no les paga hasta dos años después de la certificación de obra, de que ellos pagan el IVA por adelantado y que Hacienda no se lo devuelve hasta que no cobran, de que lo del ICO es un timo y los bancos no les dan crédito o les cobran unos intereses abusivos. Cuando “tienen suerte”, hacen una gran cantidad de dinero pero no reparten nada. Suelen ser tacaños y reinvierten todo lo que ganan para poder hacer más negocio. No practican la conciliación familiar y desatienden y malcrían a sus hijos que suelen salir unos “niños pijos” de mucho cuidado.

Los fetos y embriones. Este asunto es muy serio y no puede ser tratado con ironía como los anteriores, por lo que también merece página aparte, pero hay que decir que si la sociedad española se deshace quirúrgicamente de más de 115.000 nonatos cada año es porque los considera unos verdaderos enemigos públicos. Para poder proceder con más libertad en este proceso de eliminación hemos pasado de despenalizar el aborto a convertirlo en un derecho de la mujer, probablemente antes de dar el paso siguiente que sea hacerlo obligatorio, salvo licencia administrativa.

Los inmigrantes. No todos los inmigrantes son enemigos públicos. La inmigración africana suele ser en general bien recibida o tolerada. Si son negros, porque tenemos una deuda de la esclavitud con ellos, histórica eso si, porque hoy ya les damos el 0,7 %, y si son norteafricanos porque entre nuestras simpatías por lo islámico y la expulsión de los moriscos ya nos vale. Además nunca nos aclaramos con eso de que si son islamistas, árabes, integristas, moros, o musulmanes o se puede ser de todo al mismo tiempo. Pero una buena parte de los inmigrantes nos hacen una competencia desleal. Los chinos son los peores de todos porque trabajan el doble que nosotros y encima cobran muy barato. Eluden el pago de impuestos cuando pueden y se lo hacen todo entre ellos en plan mafia. Se prestan dinero, tiene sus propias cadenas de distribución de alimentos, muebles, ropa y de cosas del todo a cien. Para colmo nunca aprenden bien a hablar español. A cierta distancia vienen los polacos, rumanos, búlgaros, albanos y toda la Europa del este, quienes están bastante peor organizados y además son aventajados con los idiomas. El problema es que llegaron a oleadas y a la semana de estar aquí ya tenían carnet de la Seguridad Social. Cobran barato, se van a trabajar a Albacete si es allí donde les dan un empleo y no tienen problema si durante un tiempo han de cobrar casi todo en negro. Desde Sudamérica nos envían de todo. Lo cierto es que una buena parte de los inmigrantes debieran estar ya de vuelta a sus tierras o se van a comer nuestras pensiones y sin embargo se quieren quedar entre nosotros, hacerse españoles.

En medicina este tipo de patologías son errores del sistema inmunológico que acaban con la vida del enfermo en poco tiempo si no tienen tratamiento o lo debilitan hasta la extenuación. Nuestras defensas identifican como agresivas a las células del hígado, las musculares u otros tejidos propios y las destruyen como si fueran bacterias de neumococo. A principios del siglo pasado en Alemania identificaron como enemigos a los judíos, en Italia a los comunistas, en Rusia a la burguesía y ya sabemos lo que ocurrió.

La prensa y la televisión bajo la mirada compasiva y comprensiva de la clase política, cuando observan descontento en la población generan uno o varios enemigos hacia los que dirigir la ira del votante. Actitudes de odio al extranjero nunca han sido extrañas y tenemos resortes para evaluarlas. Lo peor es cuando vemos que nos han dividido a nosotros mismos en colectivos y nos han identificado como enemigos del sistema. Divide y vencerás.

Nuestros amables gobernantes nacionales, autonómicos y locales, han aprendido mucho del pasado y no quieren nuestra muerte física en todas las ocasiones. Generalmente les basta con nuestra debilidad para poder controlarnos.

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